Psicología de las máquinas y las interface
Comentario de Alejandro Piscitellia sobre el libro "Máquinas Intimas", de Sherry Turkle.
Texto completo en: http://weblog.educ.ar/site/archives/000300.php
La primera constatación de Sherry es que la computación -después de 20 años de PCs y de 10 años de red- es un asunto de todos. Lo obvio es lo menos obvio de todo. Todos estamos en la computación especialmente aquellos que no lo están. Porque se está por uso o abuso o se está por exclusión y ninguneo. Pero se está siempre. Porque lo más importante de estar o no estar en la computación es que nuestros hábitos de pensamiento están por ser tan plenamente cambiados (especialmente en las dimensiones de la visualización y la simulación) ya que no hay profesión , género o clase social que esté excluida de sus tentaciones y de sus desafíos.La principal diferencia en el estudio de la antropología de la computación es que ha dejado de tener por target a los científicos computacionales y se ha convertido en el dominio de los constructores, diseñadores, ejecutivos y la gente en general. Ser tocado por la varita mágica/demoníaca de la computación significa cambiar la forma en que los arquitectos piensan sobre los edificios, los cirujanos sobre los cuerpos y los CEO sobre los negocios. También la de los profesores sobre la enseñanza y la de los estudiantes sobre el aprendizaje.Hacia donde Sherry apunta es a entender en profundidad los procesos subjetivos de la tecnología con el fin de que sirva mejor a nuestros propósitos humanos.
Atractores, identidad, simulación
Sabemos que cualquier sistema para ser estable necesita de al menos dos atractores. Para la defensa de nuestra identidad es necesario por lo tanto que haya al menos dos puntos de anclaje, nosotros mismos y los diferentes de nosotros. Somos -como astutamente definió Ferdinand de Saussurre al signo- lo que los otros no son-. Cada sonido lo es por oposición al resto de los fonemas y lo mismo pasa con las identidades humanas. Para definirnos necesitamos oponernos. Baruch Spinoza lo dijo con idéntica rubicundez "toda determinación es una negación".Cuando lo otro eran las mascotas, lo específicamente humano era la inteligencia. Cuando las computadoras eran primitivas nuestra identidad estaba dada por nuestro intelecto superior. Cuando las máquinas fueron más "inteligentes" la mismidad pasó a lo espiritual y lo psicológico. Kasparov perdió antológicamente frente a la máquina de ajedrez Deep Blue, y se jactó de tener sentimientos de derrota -algo incomprensible incluso en la misma Hal 9000. Sin embargo del perro Aibo en adelante parecería que es posible implantar recuerdos y emociones en las máquinas ¿Si las emociones y los sentimientos no son lo que define a lo propiamente humano entonces qué?¿Habría que recaer tardíamente en las definiciones reduccionistas de la biología y suponer que lo que nos hace distintos de las máquinas es haber nacido mientras que ellas han sido hechas o fabricadas?. Menuda regresión conceptual. Dejarle el trabajo de la diferencia al cuerpo, la sexualidad y la sensualidad parece un buen atajo solo que tampoco lleva demasiado lejos. Porque cada vez mas las prótesis invaden nuestra biología. Más allá de por dónde pase la divisoria en algo Turkle tiene mucha razón, el criterio de demarcación que nos separa inequívocamente a nosotros de los otros está dado cada vez más por la autenticidad
Los chicos han establecido un connubio con las máquinas a las que ven como una extensión natural/artificial de su identidad. El camino se da en tres pasos. Primero las máquinas son tecnologías, más tarde se vuelven prótesis pero en un momento determinado (hoy para algunos, mañana para muchos) se convierten en nuestra nueva ontología.
¿Cuáles funciones podrán ejecutar las máquinas de ahora en más mejor que lo que lo hacemos los humanos? ¿Fucniones gerenciales? ¿En el futuro inmediato será mejor que nos despida un robot que un gerente que a veces parece más robotizado que una máquina? Aunque la pregunta parece francamente estúpida u ofensiva, nos llevará a esclarecer en serio qué funciones de los negocios pueden ser ejecutadas mejor por las máquinas y cuáles por los humanos.
Somos nuestros apósitos.
La alianza naturaleza/cultura se está soldando en forma definitiva y las conversaciones entre máquinas y humanos no son ya una opción sino toda una definición. El cyborg, aunque no tenga el ropaje de la ciencia-ficción está emergiendo por doquier.Hay mucho para discutir en estos márgenes, donde se tocan la biotecnología, la bioética pero sobre todo el diseño de interfaces máquina/humano. ¿Está bien lo que hacen los japoneses cuando inventan robots que se hacen cargo de los ancianos? Sobre todo porque los ancianos terminan enamorándose de estas tecno-mascotas y esperan que les digan "te quiero" en el mismo tono e intención con que ellos tratan a las máquinas?El ejemplo final que da Turkle en su libro muestra todo el dominio de ambigüedad en que debemos movernos en este difícil terreno. ¿Un robot que da vueltas a un enfermo en una cámara mecánica es un impedimento al contacto o una extensión del cariño hidráulicamente potenciado?La pregunta parece ridícula, la respuesta casi un acertijo, pero la complejidad de la interacción hombre/máquina y sobre todo las necesarias reflexiones que tenemos que hacer en el campo de la autenticidad (prologándolas a terrenos tan difíciles como los del e-learning o la e-democracy) muestran que estamos ante un filón más que interesante y que probablemente lo próximo en estos terrenos sea justamente una Fenomenología de la Autenticidad Digital.
Eje de discusión para responder en forma de comentario a este posteo.
Generalmente reflexionamos sobre qué hacemos con las máquinas pero, ¿qué hacen las máquinas con nosotros?
8 comentarios
Ayelén Ferraro -
Hablando del video es válido que nos impacten el amor que inspira y reciben estos cyborgs, y la lástima por estas personas que no tienen a quien querer. Eso significa que no estamos apáticos ante estas soluciones, para algunos, deficientes. Tal vez sin estas novedades tecnológicas nosotros no nos plantearíamos la presencia de estos problemas a nivel personal. De alguna manera esto hace que nos interesemos por la problemática de nuestros mayores a medio abandonar. Punto a favor de las tecnologías como llamados a conciencia.
Igualmente, con respecto a si las máquinas deberían ser o no, me parece que todo suma. Me interesa (y me alivia) que haya surgido la preocupación por los ancianos pero "todo suma" en el sentido de que estos cyborgs son realmente útiles. Auxilian, son efectivos siempre y cuando no se les atribuya esta tarea y termine por descuidarse la existencia del contacto fisico y simbólico de humano a humano.
De todas maneras, creo que la tecnología debería avanzar un poco màs para que estas maquinas sean realmente efectivas. Porque actualmente tienen acciones programadas de carácter repetitivo y predecible. Lo que, supongo, puede no llegar a tener los resultados esperados.
Javier -
Erica Galli -
Julián Cartabia, Ezequiel Raffagnini -
María Eugenia Cuberlis -
Nosotros, como futuros comunicadores tenemos que ser capaces de adaptarnos a estas nuevas propuestas, que se constituyen en nuevas formas de construir sentidos. Yo creo que debo quizá desprenderme un poco de mis prejuicios morales acerca de las consecuencias que acarrea la tecnología e intentar dirigirme hacia un lugar más productivo.
Juliana Perini -
Tal vez tendría que ser más fexible e investigar un poco mas sobre el tema para saber si sostengo lo mismo o puedo cambiar de opinión. Quizas porque en los tiempos que corren no podemos ser tan cerrados.
Marisol Poletti -
Melisa Bernini -