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Escribir, seducir, atraer lectores: algunas buenas sugerencias

Escribir, seducir, atraer lectores: algunas buenas sugerencias

"Redactar no es sencillo, pero puede ser más fácil", es el muy buen artículo publicado en el blog de la DW-Akademie, sobre capacitación para el desarrollo de los medios en América Latina. Para tener en cuenta a la hora de redactar!

El siempre vigente J M Barbero

El siempre vigente J M Barbero

"Jesús Martín Barbero entre la ecología y las interfaces" es el título del post de Carlos Scolari en su blog Hipermediaciones, donde desarrolla algunos de los conceptos que Barbero desplegó en una serie de conferencias en Barcelona. Entre ellos: convergencia narrativa, ecología de medios, interfaz, las diferentes "lenguas académicas" y la necesidad de formar "comunicadores con una visión amplia, que sepan enfrentarse y aprovechar las complejidades en que nos movemos." 

El artículo se relaciona con algunos de los temas que discutimos en la última clase.

Para mejorar la escritura en los nuevos medios

Para mejorar la escritura en los nuevos medios

Reproducimos el texto que analizamos en la última clase sobre sugerencias para potenciar nuestros contenidos en la web. Enfatizamos los puntos sobre la redacción de títulos, el primer párrafo (la bajada, en la plantilla de las notas para MyE) y los recursos para mantener la atención a lo largo del texto.

 

Ocho claves para una buena redacción en internet por Bárbara Yuste

 

 

En un contexto de abundancia de información, donde es casi imposible captar la atención dada la multitud de emisores y fuentes, se hace más necesario un contenido de calidad que permita, especialmente a los periodistas, diferenciarse y aportar valor. A este objetivo, además de los enfoques y temas acertados, contribuye la buena redacción y, por ello, proponemos algunos principios básicos que pueden ayudarnos a la hora de escribir una historia y lograr que esta pase el filtro de la redundancia y el maremágnum informativo que caracteriza a internet.   

  1. Antes de escribir, documéntate. La fase previa a la redacción de una historia es esencial. En la red podemos encontrar todo tipo de recursos informativos y de contexto relacionados con aquello que vamos a contar.
  2. Estructura bien lo que vas a contar. Ordenar correctamente las ideas no es tarea menor para alcanzar nuestro objetivo final. Es imprescindible recurrir al hipertexto. El uso adecuado de enlaces nos puede facilitar la construcción de la historia, especialmente si es demasiado larga. Además, los links pueden servir para ahorrar explicaciones que pueden interesar solo a unos pocos. También es importante la utilización de ladillos o pequeños titulares informativos para separar párrafos.
  3. La longitud sí importa. Todos los estudios en relación con la lectura en pantalla confirman que las historias cortas son más leídas que las largas. En este sentido, es también mejor escribir párrafos breves. Se recomiendan que no contengan más de 40 palabras. Si es imposible acortar el contenido, tendremos que acogernos a las consideraciones del punto 2.
  4. El titular, la puerta de entrada. Un buen contenido con un titular nada atractivo puede pasar desapercibido en el océano informativo que es la red. El ingenio y la creatividad no están reñidos con determinadas tácticas o estrategias relacionadas con el posicionamiento web y la visibilidad para los buscadores. Debemos captar la atención de quien nos lee. Y el titular es primordial para ese propósito.
  5. El enganche del primer párrafo. No solo es importante un titular llamativo, las primeras palabras con las que se encuentre el lector tienen que ser importantes y con aderezo. Es conveniente evitar artículos o términos vacíos y que no digan nada.
  6. Mantener la atención a lo largo del texto. No basta con impresionar al inicio, es preciso mantener la atención durante el desarrollo de la historia. Para ello, tendremos que utilizar recursos del tipo de palabras en negrita, ladillos y enlaces que rompan la uniformidad del texto corrido. La elección de las negritas debe responder a las ideas o argumentos más destacables, así como a los nombres propios o palabras clave que puedan resultar de interés de un solo vistazo.
  7. Sí a la pirámide invertida. Construir el texto de lo más a lo menos importante es una regla que no solo se puede aplicar a los textos en internet, sino que es conveniente hacerlo. Esto no significa que evitemos mantener la tensión de la historia, pero sí que los datos más relevantes se aporten en los compases iniciales.
  8. Elementos complementarios. El uso de recursos multimedia (imágenes, vídeos, infografías…) apropiados y vinculados al contenido es elemental para hacer más atractivo el texto, siempre que aporten valor y no sean un mero adorno.

REFERENCIAS

Tim Radford. Los 25 mandamientos para periodistas
Guillermo Franco. Cómo escribir para la web.

Seguimos avanzando con el sondeo...y agregamos lecturas

Seguimos avanzando con el sondeo...y agregamos lecturas

En la clase de hoy, miércoles 26 de octubre, comenzamos a comentar parte de la información recolectada. Para la próxima clase tienen que traer todas las encuestas completas, porque vamos a organizar la codificación, análisis e interpretación de la información.

También vamos a trabajar sobre el Capítulo 3 del libro de Clay Shirky, “Here Comes Everybody. The power of organizing without organizations” que es considerado uno de los aportes más valiosos al siempre cambiante campo de nuevos medios. En este tercer capítulo Shirky recorre los desafios que la situación actual plantea a los profesionales del periodismo. ¿Que pasa con los periodistas en un entorno donde no existe escasez de información y de medios? Quizá sea una pregunta trillada, pero la respuesta es muy interesante como punto de partida para otras discusiones necesarias en la nueva ecología de medios. A leer, que se nos termina el año!!!

Siempre conectados

Una innovadora forma de presentar los resultados de una investigación sobre uso de tecnología.

Sondeo de opinión: confección del cuestionario

Publicamos la presentación sobre la cual estaremos trabajando para realizar el cuestionario del sondeo de opinión y agregamos bibliografía: http://web.idrc.ca/es/ev-28258-201-1-DO_TOPIC.html Lean especialmente la Sugerencia 3, donde se explicitan los pasos para realizar un cuestionario (que estuvimos analizando la última clase) para así poder comenzar a proponer temas, ítems y tipos de preguntas que integrarán nuestro sondeo de opinión.

Para seguir analizando a los usuarios/comunidades

Para seguir analizando a los usuarios/comunidades

 

Dos excelentes artículos que nos proporcionan pistas para seguir analizando a los usuarios/comunidades. El primero, a través de las muchos dispositivos diseñados por  Jobs, nos introduce en los nuevos escenarios de la movilidad, las aplicaciones y el diseño táctil.

El legado de Steve Jobs a los medios

El segundo artículo se detiene en los resultados de una encuesta sobre uso de aplicaciones para móviles.

Locos por aplicaciones del iPhone

Es importante que los lean para ir pensando en el sondeo de opinión que comenzaremos a diseñar.

Sobre audiencias

Sobre audiencias

Publicamos el texto de Guillermo Orozco Gómez sobre audiencias, para la próxima clase.

"Mass mediación" y "Audiencia-ción". Macrotendencias en las sociedades latinoamericanas de fin de milenio. 

La audiencia-ción de las sociedades

 Como complemento o quizá contraparte necesaria a la macro-tendencia de mas-mediación de las sociedades contemporáneas, actualmente se aprecia una característica fundamental en el terreno de lo comunicativo, que tiene que ver precisamente con la segmentación socio-cultural de las sociedades de fin de milenio en audiencias múltiples. El fenómeno y a la vez macro-tendencia creciente, que aquí denominamos la "audiencia-ción" de las sociedades, tiene diferentes expresiones y, por supuesto, conlleva también variadas tensiones.

 

 

 La nueva segmentación social.

 

      Una primera expresión de la audienciación es la creciente segmentación social que ha tenido, sigue y seguirá teniendo lugar en el futuro, provocada por la centralidad y expansiva cobertura de los medios y tecnologías de información y su correspondiente vinculación con los sujetos sociales.

 

     A diferencia de segmentaciones anteriores, de clase, de género, de raza, de cultura, geográficas, políticas, la nueva segmentación tiene su origen en la interacción diversificada entre los medios y la sociedad y quizá particularizada en la interacción entre las sociedades, la información y el conocimiento.

 

      Los modernos medios de información, especialmente la televisión y las tecnologías tele-informáticas, han inaugurado nuevas estratificaciones que trascienden los tradicionales criterios o categorías de demarcación de los sectores sociales.

 

     Por una parte, el desarrollo tecnológico en comunicación ha hecho posible constituir segmentos a partir de las posibilidades de acceso a redes y circuitos, a supercarreteras informáticas, como el Internet, creando a la vez nuevos e inéditos sentidos de pertenencia, a partir de los cuales se construye también una distinción social, se otorga y se consigue estatus y posibilidades para un mejor funcionamiento posmoderno.

 

     Estar dentro, pertenecer a los nuevos aparcamientos informáticos, usufructuar sus beneficios para el desarrollo educativo y profesional individual, es una tendencia creciente en el escenario contemporáneo, paralela a la de los servicios pagados de programación televisiva. Conectarse a través de correos electrónicos y comunicarse a cualquier parte del mundo, así como usufructuar canales especiales y pagar por ciertos programas televisivos, supone, como nunca, una ventaja comparativa, a la vez que diferencia y estratifica a los mismos usuarios. 

 

     Por otra parte, el desarrollo tecnológico actual también permite abarcar a audiencias antes impensables, como la tele-audiencia mundial de los Juegos Olímpicos celebrados en Atlanta, donde miles de millones de seres humanos de súbito son convertidos justamente en eso, en una inmensa audiencia que comparte un mismo referente, sin importar geografías, creencias, edades, géneros, preferencias, condicionamientos de clase, de etnia, de pais, situación económica o política.

 

     Pero, al mismo tiempo, esa gigantesca tele-audiencia a la vez que se constituye como tal, se segmenta en sus apropiaciones y usos del referente común, debido a múltiples condicionamientos específicos y situacionales, y debido a que un sólo medio, la televisión, es una fuente de segmentación de facto de las audiencias, debido a la oferta cada vez más estratificada de sus canales y programación.

 

     De la tele-audiencia mundial, definida por su atención a una programación televisiva específica, como son los juegos olímpicos, cuya vida está también predeterminada por la duración del evento y sus transmisiones, se desarrollan otras muchas divisiones. Por ejemplo, a partir de los usos que diferentes sectores de esa gran tele-audiencia hacen de la misma programación televisiva, o a las diferentes apropiaciones que logran de un mismo referente o simplemente a las distintas percepciones que necesariamente van involucradas en .

 

     Y aunque algunas audiencias, como ésta millonaria de los juegos olímpicos, tengan una vida corta, efímera, circunscripta a la permanencia del referente que las aglutina, no por eso dejan de actuar, recibir insumos, ideas, significaciones, mientras están conformadas como audiencia, que en mayor o en menor medida contribuyen a su ser y estar en conjunto o dejan huellas que perduran más allá de su existencia como audiencia.

 

     El eje de la diferenciación no es un sólo criterio, sino un conjunto de criterios aglutindados por la dimensión cultural-comunicativa. Como ha señalado el investigador inglés Graham Murdock (1993), lo económico es lo inicial, pero lo definitivo es lo cultural y especialmente, lo comunicacional, mass-mediático en la constitución de las audiencias. Lo anterior significa, entre otras cosas, que en el intercambio entre referentes mediáticos y sujetos sociales, lo que domina son ciertas disposiciones, "hábitus" o "mediaciones", originadas desde cada uno de los componentes del proceso de comunicación y a la vez también manifiestas en los mismos procesos comunicativos.

 

     La polisemia de los mensajes y las conflictivas, incluso, contradictorias, y muchas veces impredescibles, , escuchas o lecturas, sugieren una relativa autonomía   de las audiencias (Orozco, 1994d). Relativa, porque mientras hay espacio para la creación, ésta siempre se manifiesta en contextos que no son de la propia confección de las audiencias (Hall, 1993). Esto es, hay un margen para la libertad individual y colectiva, acotado por las condicioones en las cuales se manifiesta, que no fueron producto de esas mismas libertades.

 

      Una de las consecuencias de lo anterior para la investigación comunicativa es la insuficiencia de los tradicionales criterios de demarcación social, (estrato socioeconómico, ocupación, nivel educativo, residencia, procedencia, etcétera), que no reflejan, ni mucho menos explican, lo que las audiencias son, hacen, piensan y los usos que dan a la información recibida, las imagenes, las evocaciones transmitidas por los medios de información (Orozco, 1994d).

 

 

      Por otra parte, a las lógicas de producción corresponden lógicas de recepción (Martín-Barbero, 1988), así como (Orozco, 1996c) instrumentadas por cada uno de los miembros de la audiencia. Asimismo, en el proceso también inciden algunas características de los mismos textos, géneros, lenguajes y referentes que son intercambiados, sus formas culturales (Williams 1974), sus convergencias (Reina, 1995) y sus tecnologías (Pisitelli, 1995) 

 

     El fenómeno de la "hibridación cultural", planteado por García-Canclini (1994) --aunque originalmente propuesto por el historiador francés, Michael de Certau (1995)-- para enunciar esa contínua diferenciación de las culturas, que no trascienden de una a otra, o de un estadio a otro, sino que por distintas mezclas y procesos socio-políticos y situacionales integran elementos de diversas culturas a la propia, haciéndolos subsistir y coexistir heterodoxamente con elementos anteriores, se aplica también al fenómeno comunicativo, en tanto que la segmentación de las audiencias produce una hibridación, a la vez que ésta origina otras segmentaciones.

 

     Es una hibridación, en tanto que no conlleva un proceso ortodoxo, que siga patrones, o prosiga a criterios de demarcación predefinidos o incluso totalmente anticipables, sino que justamente por yuxtaposiciones y combinaciones innovativas las audiencias se van conformando y reconformando, manteniendo rasgos originales y añadiendo nuevos de manera ecléctica, a veces casi esquizofrénica (Kaplún, 1996).

 

     No obstante, las hibridaciones no son anárquicas, aunque lo parezcan. Como ha señalado el investigador mexicano, Jorge González (1994), hay ciertos patrones, principalmente originados en otras divisiones fundamentales, de clase especialmente, donde los "capitales culturales", los mecanismos de hegemonización de la cultura dominante en relación a las subalternas, conforman "Frentes Culturales" a la vez que evidencian "desniveles" entre segmentos culturales y de audiencia.

 

 

La Individuación permanente.

 

     Paralelamente a la segmentación híbrida, existe un fenómeno marcado de individuación de los miembros de la audiencia, de los sujetos sociales. En parte debido a la manera en que son interpelados por los medios que siguen una lógica mercantil, en donde se implica a los miembros de la audiencia fundamentlamente como potenciales consumidores, en todo caso como átomos que conforman un conjunto atomizado también, que comparte un mismo poder adquisitivo, pero no como sujetos pertenecientes a una cultura o subcultura, entrelazados por afinidades más fundamentales, situados históricamente, condicionados de múltiples maneras (Crovi, 1995). 

 

      Por ejemplo, para los anunciantes y patrocinadores de los medios y su progamación, lo que importa no es reconcer las procedencias, patriminios y estatus culturales de las audiencias, sino recnocerlos en su capacidad de compra y y moverlos a la adquisición de los productos y servicios ofertados en los medios. Para lo cual la manera más efectiva es la personalizada, la individualista.

 

      La individuación también se manifiesta en la política, donde ya no importa tanto ni la cultura política tradicional basada en partidos y plataformas, en proyectos colectivos, sino en los "carismas" de los candidatos, en sus capacidades individuales de gestión, o en todo caso, grupales.

 

     Esto es posibilitado tanto por la descomposición de los estamentos políticos clásicos, como los partidos y los sindicatos, como por la proliferación de imágenes referentes a lo político y a la política, por lo que Oscar Landi (1996) ha denominado la "farandulización " de la política en los diversos medios de información. Imágenes que son de primer plano, "Close Ups" de los rasgos personales de los individuos políticos que contienden en las campañas electorales (Sartori, 1992).

 

     Pero en parte, la individuación también se hace posible, debido a que los reconocimientos colectivos son bastante complicados, más aún tratándose de segmentaciones emergentes como la mass-mediática, tanto para los propios individuos que conforman un segmento determinado de audiencia, como para los investigadores de la comunicación (Fiske, 1993).

 

     Un desafío investigativo actual y aún mayor en el futuro, es poder construir los diseños de generación de conocimiento de tal manera, que permitan dar cuenta, explorar, recrear esa dimensión colectiva manifiesta en actos comunicativos singulares. Este es fundamentalmente un desafío de pasar de lo micro a lo macro en las explicaciones sociales, culturales, comunicativas, --como ha señalado el investigador estadounidense James Lull-- (1994).

 

 

La demarcación y reconstitución de las audiencias.

 

     El proceso de , aunque palpable, no es unívoco. Frente a un programa o un texto, un género mediático, un medio, se pueden constitiuir ciertos segmentos de audiencia, definidos por consitencias y similitudes en su interacción con esos referentes. Pero la existencia de estas audiencias es hasta cierto punto efímera en tanto que al terminar el referente, quedan "sin amarras", susceptibles de conformarse de otra manera. Por esto, algunos autores hasta se han referido a los receptores como "nómadas" de la comunicación (Lozano, 1991).

 

    Al mismo tiempo, mientras se es audiencia frente a un medio, de un modo particular, se puede ser de otro distinto frente a otro medio, género o programa. Las maneras distintas pueden subsistir, de hecho subsisten, por lo que la identificación de las audiencias cada vez más se vuelve un .

 

     La preocupación por delimitar las audiencias, por saber qué són, y sobre todo, además de lectores, televidentes o radioescuchas; qué más son, además de datos estadísticos que sustentan tendencias de preferencias programáticas, horarios de exposición a los medios y perfiles, es y ha sido constante en la historia de la investigación comunicativa (Orozco, 1996).

 

     Las respuestas logradas siguen siendo insuficientes. Desde el punto de vista de las agencias de rating, las audiencias son cifras, son segmentos cuantitativos en los que se divide la sociedad con respecto a sus exposición y preferencias por algún medio o con respecto a su potencial poder aquisistivo para consumir lo ofertado en ellos. Desde la perspectiva de los anunciantes, las audiencias son precisamente eso, potenciales consumidores de los productos y servicios ofertados en los medios.

 

Desde la academia se intuye que la audiencia es eso, y muchas cosas más simultáneamente, aunque todavía no se comprendan bien y cabalmente sus múltiples roles y mediaciones. Entre todo eso que está en juego para arribar a una comprensión más integral de las audiencias y su permanente descomposición, fermentación, hibridación, segmentación, reconfiguraciones, son los criterios para demarcarlas.

 

     Un criterio que ha sido quizá el más utilizado en la investigación es el de la edad, que hace posible diferenciar audiencias infantiles, jóvenes y adultas. Otro criterio utilizado es el del género, que distingue  audiencias masculinas y femeninas, cada una con sus particularidades y, según las investigaciones realizadas, con diferencias empíricas en su interacción y resultados con los referentes mediáticos (Charles, 1996).

 

     Otro criterio es el de las identidades, que resulta siempre más complejo que los anteriores, porque las identidades no son categorías tan nítidas como la edad o el género en sentido biológico. Hay identidades sexuales, religiosas, nacionales, socioeconómicas, raciales, culturales, ocupacionales, políticas, que siempre requieren ser explicitadas para saber a qué, finalmente, hacen referencia.

 

      Otro criterio de diferenciación de las audiencias es el de los mismos medios, que hacen posible una demarcación de tele- y cine-audiencias, radioescuchas, lectores.  Un criterio más tiene que ver con la situación concreta de recepción, donde debido a factores muy específicos y hasta cierto punto imprevisibles, niños y adultos, argentinos y mexicanos. hombres y mujeres, pueden interaccionar de manera similar con determinados mensajes, o por el contrario, justamente por lo mismo,  diferenciarse.

 

     Desde otra perspectiva, puede afirmarse que las audiencias son conjuntos de sujetos comunicantes, capaces de realizar lecturas, escuchas y videncias inteligentes, críticas y productivas, aunque también --como sugiere Kaplún, (1993)-- capaces de "enchufarse al televisor para desenchufarse del mundo", capaces de "colgarse al walkman, para descolgarse del entorno".

 

     La audiencia es también un conjunto de sujetos sociales, pertenecientes a varias instituciones simultáneamente, de las que adquieren sus identidades y sentidos, capaces de organizarse, de disentir, de cuestionar, de manifestarse, de constituirse en movimientos y organizaciones colectivas, populares, incluso en asociaciones de televidentes, para lograr sus metas, por ejemplo, de definir su propia representación en los medios. Aunque también capaces de enajenarse frente a los contenidos de los medios, de ser meros recipientes pasivos de sus contenidos.

 

     Asimismo, la audiencia es un conjunto de sujetos culturales, capaces de significar su producción, pero también de reproducir sin cuestionar significaciones ofrecidas en los medios. A la vez capaces de "resemantizar" y de realizar sus propias hibridaciones desde y a partir de los referentes mediáticos (Fuenzalida y Hermosilla, 1992).

 

      En tanto partícipes de una cultura, los miembros de la audiencia participan también de una cosmovisión compartida y constituyen , desde las cuales la apropiación, re-producción y producción de signifcados y sentidos (Orozco, 1996b).

 

Como conjunto de sujetos siempre situados, sujetos históricos, los segmentos de audiencia no sólo son activos, sino hasta hiperactivos, capaces de construir a partir de su vinculación con los medios, de trascender situaciones y hábitos, rutinas, pero también capaces de dispersarse y perderse en lo banal, vehiculado por ellos.   

 

      Pero quizá lo más característico de las audiencias, independientemente de sus segmentaciones y diferenciaciones permanentes, es el hecho de que las audiencias no nacen, se hacen,  y se hacen de diversas maneras (Orozco, 1989), aunque la manera predominante todavía siga siendo la impulsada por los mismos medios: audiencias complacientes, acríticas, conformistas.

 

      Constatar, primero, que las sociedades actuales se han ido convirtiendo en audiencias, y luego, que las audiencias se van a su vez constituyendo como tales y de maneras particulares, aunque nunca fijas, a la vez que permite apreciar un aspecto importante del entramado social, de su configuración, otorga una razón sustantiva para la educación de las audiencias y abre la posibilidad para la utopía de su transformación, que es la transformación de la sociedad, justo desde lo comunicativo.

 

      Al mismo tiempo, uno de los grandes desafíos contemporáneos es precisamente hacer que las audiencias dejen de ser meras espectadoras del espectáculo montado por los medios y las instituciones de comunicación, orquestado finalmente por el bloque del poder, y se conviertan en interlocutoras (Orozco, 1996).

 

      Lo que ha evidenciado la todavía adolescente "investigación crítica de las audiencias" ("Critical Audience Research") como determinante en la constitución de las tele-audiencias, más que los mismos elementos que las demarcan como segmentos: edad, etnia, género, etcétera, o de los mismos medios y los referentes mediáticos que se ponen en juego en su interacción con ellos, son las mediaciones.

 

     Las mediaciones desde una perspectiva culturalista, son los lugares "desde donde se otorga el sentido" a la comunicación (Martín-Barbero, 1986). Creencias, informaciones, pero también etnia, subcultura, religión, identidad, movimientos sociales, ambiente político, etcétera, constituyen mediaciones.

 

     Desde una perspectiva más comunicacional, las mediaciones son procesos  que a su vez ejercen una influencia estructurante en los procesos comunicativos en su conjunto. Tienen su origen en diversas fuentes. Los mismos medios, los textos y discursos circulados por ellos, los lenguajes y dispositivos técnico-informativos, los propios miembros de la audiencia, como individuos con trayectorias genéticas irrepetibles y como sujetos sosciales siempre contextualizados, su cultura, su historia, las instituciones en las que participan y las situaciones específicas de su interacción con los medios y sus textos.

 

    Estas mediaciones entran en juego cada vez, y la resultante es una apropiación concreta, o un uso determinado, o una resistencia específica, o una contrapropuesta a los referentes mediáticos (Hall, 1982).

 

     Las mediaciones y las audiencias también, así como sus procesos de recepción, son siempre una interrogante empírica para la investigación. Por ello, uno de los desafíos actuales para la investigación comunicativa es la de capturar, no sólo las fuentes de mediación de audiencias particulares, sino principalmente el de su mediación, su dinámica, su dialéctica.  

 

 

       Un libro brasileño reciente justamente capta este desafío cuando desde su propio título: "Sujeto, o lado oculto do receptor" (De Sousa, 1995) (El sujeto, el lado oculto de la recepción") enfatiza la falta de una comprensión adecuada e integral del más temido, codiciado y mal interpretado componente del proceso comunicativo: el sujeto receptor.

 

 

La reconfiguración de las identidades de la audiencia.

 

     Otro de los aspectos que está actualmente en juego, y a la vez constituye una tendencia en la de las sociedades, es la permanente reconfiguración de las identidades de los sujetos sociales, de las audiencias.

 

     Esta reconfiguaración es sobre todo cultural en sentido amplio y se origina en la efevervescente segmentación e hibridación de las culturas contemporáneas. Es una reconfiguración en parte estimulada por la mundialización de la cultura hegemónica, posibilitada a su vez por la tecnificación y mass-mediación de lo cotidiano (Jacks, 1994) y por los procesos crecientes de privatización y modernización (Brunner, (1994). Pero en parte también estimulada por lo comunicativo mismo, en la medida en que es precisamente desde, en y a partir de la comunicación, como se erigen y manifiestan, intercambian, producen y sucumben las identidades.

 

     Como señala Martín-Barbero, uno de los aspectos más sobresalientes en las sociedades contemporáneas, no es sólo el hecho de que se están transformando los contenidos de sus identidades, al estar siendo transformados e incluso destruidos por los medios de información. "Lo que está transformándose es el modo como percibimos la identidad misma. Lo que hoy sentimos como nuestro o como ajeno, como latinoamericano o extranjero, no tiene sólo otros contenidos, es (también) percibido de otra mnera" (1994:33).

 

     Y esa otra manera, --sostiene Martín-Barbero-- tiene que ver con tres elementos mirados desde la comunicación. En primer lugar, con el hecho de la "precariedad" de las nuevas identidades. Porque decir identidad hoy, no significa decir durabilidad, estabilidad, ya que las identidades se hacen y se deshacen a un ritmo quizá demasiado rápido; quizá al ritmo de la duración de los referentes, como en el caso de las transmisiones de los juegos olímpicos y la conformación de su audiencia mundial.

 

     En segundo lugar, las identidades contemporáneas, sean culturales o políticas, son menos unitarias y mucho más amalgamadoras. Están "hechas de trozos, de pedazos, de referentes diversos", al estar los sujetos sociales en contacto permanente  y simultáneo con diversas fuentes de información, acontecimientos, ideas, opiniones, valores, expresiones culturales. Esto, entre otras cosas, hace que un sujeto social pueda sentirse profundamente identificado con lo local, con el terruño, y a la vez disfrutar, vibrar y apasionarse por la música oriental o por expresiones artísticas de otros países. Lo cual significa que las identidades conllevan "fragmentos de sensibilidades de culturas muy distintas".

 

      En tercer lugar  --continúa Martín-Barbero-- las identidades actuales están hechas de "desniveles temporales, de no contemporaneidades, a la vez que de gestos atávicos e ingredientes posmodernos, de residuos profundamente propios y de elementos profundamente modernos que vienen de otros espacios".

 

    Por otra parte, es importante notar que la capacidad de mediación de los medios de información proviene más que de su expansivo despliegue tecnológico --aunque también de ahí-- del modo en que provocan y logran hacer que la sociedad "se mire en ellos" y de las demandas, "visiones y ambiciones" que las audiencias desarrollan frente a ellos.

 

      Existe entonces una entre esas visiones sociales de los medios y de las propias sociedades-audiencias, y la construcción fragmentaria, efímera y precaria de identidades.

 

      Esta posibilita que en la misma constitución de la identidad, los sujetos y las colectividades utilicen indistintamente, códigos modernos y códigos tradicionales, como es el caso de los grupos juveniles, las mexicanas (aunque no sólo ellas) que mientras que aglutinan sus consensos por medio de la oralidad, son capaces de trascender sus demandas e interactuar con otros grupos y culturas de sus espacios urbanos, a través del graffiti o de la música rock (Reguillo, 1994) o de los mismos zapatistas en su gran mayoría indígenas marginados, explotados, reprimidos, perseguidos históricamente del sur de México, que usan el Internet para comunicarle al mundo sus demandas ancestrales básicas de salud, educación, respeto, dignidad.

 

      Los nuevos de las identidades, los medios, sus referentes, las interrelaciones entre géneros programáticos, los procesos de recepción y a la vez, los antiguos aglutinadores de la identidad, los procesos políticos, la fragmentación social de las clases, la exclusión económica, la discriminación racial, coexisten generalmente de manera desordenada en la nueva reconfiguración de las identidades sociales, políticas, culturales, comunicativas.