Web 2.0: ¿Ágora Posmoderna?
La historia oficial de los libros y las escuelas nos presenta al ágora como el primer espacio democrático de la cultura occidental. El ágora es un “espacio abierto” representado, en las polis griegas, por la plaza pública.
Esta noción espacial o, si se quiere arquitectónica, del ágora es importante ya que a lo largo de la historia, vemos edificarse ciudades y pueblos en torno a un espacio “público” central. La plaza, rodeada por la Iglesia, la comisaría y el ayuntamiento civil. El ágora como espacio es entonces el “centro”. Centro cultural, comercial y político.
Antes de la invención de la democracia, la figura “central” cultural, comercial y política estaba (y estuvo a lo largo de toda la historia en diferentes regímenes) en manos de un sector de la población o de un individuo (si bien es cierto que entre los griegos no todos eran ciudadanos).
Con la crisis de participación, la pérdida del lugar privilegiado de los partidos políticos y la destrucción progresiva de lugares de participación y discusión política, el ciudadano contemporáneo ejerce su “civilidad”, en gran parte, a través de Internet.
La Web 2.0 es una nueva generación de la red, con herramientas que permiten constituirla en una especie de ágora posmoderna. En Internet (y en especial en las redes sociales y los blogs) puede uno aprender, divertirse, discutir de política al estilo de las asambleas estudiantiles de los 70, insultar, enamorarse, consumir todo tipo de bienes culturales, organizar marchas por la seguridad, hacer la revolución, jugar, etc.
De todos modos y sin ser pesimista ni vetusto, planteo (sin pretender elevar el contenido de lo que digo) que estos lugares de lo público, de la discusión y la puesta en común para la transformación requieren la presencia real de los sujetos interesados.
Si bien, no podemos rehusar en pleno siglo XXI la importancia de las redes, los foros y el periodismo digital como nuevas herramientas comunicacionales, creo que no debemos reducir nuestra participación ciudadana a dichos espacios.
Creo que parte de la sociabilidad que nos constituye y la condición verdaderamente humana de nuestra existencia está necesariamente fuera de las redes sociales, de esos “no lugares”, que la red nos brinda como herramientas muy valiosas. Por ahí, esto suena un poco extremista, pero uno se asombra al ver como las nuevas generaciones (los nacidos a mediados de los 90 en adelante) ya prácticamente pierden toda interrelación social cara a cara (exceptuando la escuela) con sus congéneres en pos de otros tipos de vínculos (hoy ya necesarios, pero insisto, no únicas) marcados por la mediación del instrumento tecnológico.
1 comentario
Cátedra -
Con respecto a lo que planteás sobre la "presencia real"de los sujetos, parece dejar implícito que lo virtual no sería real. Seguiremos trabajando sobre este punto en clase.