La sociedad, información y el conocimiento ante la difusión de las TIC
Este extracto es parte de un trabajo que se enmarca en la investigación en curso Usos y representaciones sobre las TIC y sus posibilidades en el ámbito educativo. Contribuciones para el diseño de planes de capacitación docente, desarrollada en el Área de Comunicación de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
1. La sociedad informatizada
Los autores que hablan de una era de la información reconocen una amplia gama de
antecedentes que se remontan a los clásicos estudios de Harold Innis (INNIS, 1950) y las
nociones que puso en circulación su discípulo Marshall Mc Luhan (MC LUHAN, 1986) al
mismo tiempo que recuperan conceptos de tecnologías de la información, autopista de la
información y la posibilidad de una sociedad de la información definido por el Jacudi5
japonés durante la década de 1960. Simultáneamente se inscriben en el marco de los análisis
sociales que dan cuenta de los nuevos modos de desarrollo del sistema capitalista como los
trabajos de Alain Touraine (TOURAINE, 1972) quien define la existencia de una sociedad pre
industrial, una industrial y el advenimiento de una sociedad informacional.
En este marco que combina el análisis general de la sociedad con la presuposición de los
efectos de las tecnologías que combinan la informática con las telecomunicaciones se plantea6
como primer texto organizador de este conjunto de problemas al informe que Simon Nora y
Alain Minc elevaron al gobierno de Valery Giscard d´ Estaing en 1978: La informatización de
la sociedad (NORA y MINC, 1980) En este trabajo los autores plantean que ya se ha desatado
una revolución tecnológica producto de la teleinformática - Nora y Minc son los autores de
este término – cuyas consecuencias sociales deben ser reguladas por la acción estatal para evitar
que Francia pierda el control sobre los cambios que se están produciendo en el seno de su
sociedad. Nora y Minc plantean que la “informática se inscribe en un movimiento de
racionalización de la cual es la condición y la manifestación más acabada” (NORA y MIINC,
1980: 79). Plantean que aquello que los planificadores japoneses vieron como una posibilidad
inminente en los años sesenta en la década siguiente se convierte en una realidad que cambia
radicalmente la organización de la productividad en la industria y la administración al mismo
tiempo que plantea nuevas formas de competitividad en el terreno económico.
Por un lado Nora y Minc reconocen que “la informática puede ser el origen de una de esas
discontinuidades alrededor de las que se articula el saber” (NORA y MIINC, 1980: 182) y que
transformará la cultura individual que en el futuro la discriminación social “(NORA y MIINC,
1980: 183) no radicará tanto en almacenar conocimientos sino más bien en la habilidad de
buscar y utilizar (NORA y MIINC, 1980: 93). En este sentido presuponen una serie de efectos
en el futuro como producto de la difusión de una nueva tecnología. Sin embargo cuando tienen
que describir las consecuencias visibles de la difusión de la teleinformática en la sociedad
definen los cambios en un sentido cuantitativo: aumenta la productividad, disminuye el
empleo, se redimensiona la cantidad de información que es necesario manejar. La sociedad
informatizada es vista a través del incremento de un tipo de producto: la información que
redefine los términos de competitividad y reorganiza la producción. En ese sentido el concepto
de información se convierte en un objeto que tiene existencia física concreta y puede ser
medido, intercambiado y controlado. Un ejemplo interesante para este trabajo es el modo en
que Nora y Minc suponen que la difusión de la “máquina y la red” afectarán la educación: la
“inteligencia artificial” permitirá al alumno ”tratar problemas más complejos y por lo tanto más
cercanos a la realidad” (NORA y MINC, 1980: 93). Es decir que la informatización ampliará el
espectro pero no constituirá necesariamente cambios cualitativos.
De este modo en el texto de Nora y Minc se establece como eje de las transformaciones
presentes y futuras a una tecnología, la teleinformática, y su producto, la información. Los
autores que siguen esta tradición plantean la discusión en términos de las posibilidades de
disputa y control de este nuevo tipo de productividad basada en la información. Mientras los
autores que definen la existencia de una era o una sociedad de la información focalizan sus
planteos en la relación existente entre el desarrollo de las nuevas tecnologías teleinformáticas y
las transformaciones sociales, existen quienes desde otro punto de vista privilegian el papel que
juega el conocimiento en las transformaciones económicas producidas a fines del siglo XX.
2 La sociedad del conocimiento
Durante la década de 1990, cuando algunos difusores de nuevas formas de management
definen al conocimiento como principal generador de riqueza en el marco de la globalización
económica, surge la idea de una sociedad del conocimiento. Pese a la difusión y relevancia
que se le da a la noción de conocimiento en su relación con los procesos económicos durante
los últimos años, esta no es la primera vez que se establece una conexión entre ambos
conceptos.
En ese sentido Lucio Poma ( BOSCHERINI y POMA, 2001)7 plantea que prácticamente desde
sus orígenes la teoría económica considera la existencia de un componente invisible en los
procesos de producción. Es así como desarrolla una nueva lectura de la metáfora de Adam
Smith construida sobre la figura de la “mano invisible” que regula la relación entre los
individuos y la sociedad de modo tal que la búsqueda de la ganancia personal promueve sin
intención el interés público. Poma recupera otra dimensión del concepto de “mano invisible”
presente en Investigación sobre la riqueza de las naciones. La “mano invisible” al mismo
tiempo que transforma el interés privado en público promueve la producción. Es así como el
producto de la industria se convierte en la manifestación visible de la acción de la “mano
invisible”. Este producto es lo que se agrega al objeto y a los materiales a los que se aplica; o
sea que Adam Smith no considera la producto industrial únicamente en su dimensión física sino
como conocimiento que se incorpora en el proceso productivo. Para Adam Smith y los
economistas neo liberales esta “mano invisible” es un concepto que va más allá de la dimensión
económica y permite el funcionamiento de un sistema basado en el intercambio y la división
del trabajo.
Mientras las corrientes ligadas al liberalismo clásico y el neoliberalismo el componente
invisible de los procesos económicos posee un valor “filosófico”, en otros autores asume un
valor productivo. Siempre siguiendo el análisis de Lucio Poma se puede ver como una serie de
autores intentan dar cuenta de esta presencia invisible en los procesos productivos. Así, por
ejemplo, Alfred Marshall utiliza el concepto de industrial atmosphere para explicar las ventajas
que tienen las empresas localizadas en un distrito industrial. Joseph Schumpeter al investigar
los factores que estimulan el desarrollo económico define la figura del empresario como
portador del cambio que genera una innovación que se extiende indefectiblemente a toda la
sociedad. Para John Maynard Keynes la “mano invisible” puede convertir la ventaja individual
en bienestar colectivo sólo si existe un adecuado grado de conocimiento e información en el
conjunto de la sociedad. Basándose en esta idea de un “conocimiento incierto” define a las
expectativas como condicionantes fundamentales de la actividad económica.
La importancia de estos factores “invisibles” de la economía se convierte en un factor
determinante a partir de la apertura de mercados nacionales con el desarrollo de la economía
global. Dentro de este nuevo contexto se introduce una nueva complejidad en los ámbitos
económicos. Se crea una etapa de incertidumbre estructural en la que los ámbitos de la
producción y el intercambio tienden a divergir, la producción física de bienes incluye un
contexto institucional en el que se difunde un conocimiento que se ve potenciado por su
circulación a través de las TIC. En esta situación el conocimiento adquiere un doble valor:
como capacidad de interpretación en un marco de incertidumbre estructural y como factor de
competitividad al aumentar el valor agregado de la producción de bienes.
Los cambios producidos en el ámbito productivo son considerados por la teoría económica a
través de la revalorización del valor explícito que tiene el conocimiento en el nuevo tipo de
producción post fordista. Frente a esta nueva situación aparecen una serie de análisis que
consideran de un modo diferente el papel que juega el conocimiento en este nuevo contexto
económico.8
En el marco de la teoría económica neo liberal varios autores9 plantean como texto fundacional
para la comprensión del valor económico que tiene el conocimiento en la sociedad capitalista
un artículo de Friedrich Hayek publicado al término de la Segunda Guerra Mundial: The use of
kowledge in society (HAYEK, 1945) En este artículo recupera el valor del concepto de
conocimiento dentro del marco de la economía. Así, para Hayek el sistema económico más
eficiente es aquel que aprovecha plenamente conocimiento existente. En sentido defiende al
“sistema de precios” como el mecanismo más eficiente para comunicar una información
dispersa entre muchas personas y asegurar la subsistencia de una sociedad basada en la división
y especialización del trabajo. Pensando la economía en términos de un mercado que se regula a
sí mismo el conocimiento, ya sea organizado (científico) o anclado en un tiempo y lugar pero
sin articulación explícita, resulta un componente fundamental para sostener la racionalidad
sobre la que se basa el mercado. Para que en la sociedad se asignen racionalmente los recursos
disponibles es necesario tomar una serie de decisiones relacionadas entre sí. Dada la
complejidad de una sociedad basada en la división del trabajo el “sistema de precios” se
presenta como el indicador más eficiente para manejar el conocimiento disperso entre todos los
participantes del mercado.
En este texto de Hayek aparecen dos bases para la construcción del modelo de sociedad del
conocimiento Por un lado se define un proceso (el conocimiento) que se relaciona con un tipo
de racionalidad que puede organizar eficientemente la sociedad. En ese sentido recupera el
valor de la “mano invisible” de Adam Smith. En su crítica a las concepciones keynesianas
acepta la idea de un conocimiento imperfecto pero al mismo tiempo plantea que ante la
imposibilidad de un conocimiento total obliga necesariamente a considerar en un “orden
espontáneo” (una “mano invisible”) para la regulación de recursos en la sociedad Por otro,
aparece la necesidad parámetros para ponderar los resultados de dicho proceso y poder evaluar
su eficacia. Hasta el momento, dentro de ese marco teórico los economistas descartan la
posibilidad de medir el conocimiento Tal como establece Sergio Mariotti10 (MARIOTTI, 2001)
las teorías neo liberales consideran a la innovación tecnológica como un factor exógeno dentro
de un proceso de crecimiento económico lineal y continuo.
Frente a la visión neo liberal aparecen diferentes posiciones que ponderan el lugar que ocupa el
conocimiento en la nueva sociedad producto de la fusión a gran escala que se produce entre la
informática y las telecomunicaciones
Como consecuencia de las transformaciones producidas la durante la década de 1980 comienza
a registrarse como un hecho fundamental que influye en todos los sectores de la actividad
económica la transmisión generalizada, el almacenamiento y la utilización de una información.
que no reconoce límites físicos, espaciales o temporales. En la medida que comienza a
acelerarse el proceso de innovación tecnológica los economistas comprenden el valor central
que tiene la retroalimentación que existe entre las fases ligadas al mercado y las fases
relacionadas con el sistema de innovación tecnológica. Dentro de este marco el conocimiento
entendido como un proceso que posibilita y crea la difusión de las nuevas TIC se transforma en
una necesidad imperiosa para el sostenimiento y crecimiento del sistema productivo. Dentro de
los impulsores de nuevas formas de management le confieren tal importancia al nuevo rol que
cumple el conocimiento que definen la existencia de una nueva sociedad. La descripción de las
nuevas formas de organización institucional y trabajo hace que autores como Drucker
(DRUCKER, 1993) postulen la existencia de la sociedad del conocimiento como una instancia
superadora de una sociedad basada en el intercambio universal de información.
Coincidiendo con el valor fundamental del conocimiento en la sociedades contemporáneas a
principios de la década de 1990 aparecen autores para los que el mundo del trabajo se divide en
función del tipo de conocimiento que se maneja. Tales son los planteos que hace Robert Reich
(REICH, 1991)11 que define la existencia de tres categorías de trabajo: los servicios de
producción rutinaria (actividades con un bajo grado de especialización y rentabilidad con una
tendencia declinar), los servicios a personas (con un nivel más bajo de rentabilidad, un nivel
muy bajo de especialización y una tendencia a aumentar en número) y los servicios de los
analistas simbólicos (con una gran capacidad para resolver todo tipo de problemas y la
tendencia aumentar hasta convertirse en el eje sobre el cual se sostiene la “nueva economía”).
La idea de incentivar un conocimiento capaz de adaptarse permanentemente a los nuevos
insumos, productos y procesos organizacionales se convierte en el motor de la “nueva
economía”. Y sobre este presupuesto comienza a planificarse el futuro.
Dentro del ámbito de la teoría económica se generan críticas al modelo asignativo neoclásico
que define una racionalidad alrededor de la que se organizan la sociedad y la producción e
intercambio de bienes y servicios. Gabriel Yoguel (BOSCHERINI y POMA, 2001)12 sintetiza
las diferencia. El modelo neo clásico presupone unos agentes de racionalidad perfecta, un
acceso completo (o al menso no problemático) a la información y las nuevas tecnologías y una
capacidad universal para internalizar a partir de modelos de expectativas racionales. Esta
corriente generada por investigadores italianos y franceses funda sus críticas sobre la base del
argumento que los sistemas económicas tienen una complejidad mayor que la que plantean los
modelos neo liberales: los mercados son incompletos y existen fallas en la selección de las
conductas de los agentes; éstos toman decisiones en el marco de una racionalidad acotada; la
incertidumbre es decodificada de distinta forma y existen diversos grados en la elección de
tecnologías
Tanto las disciplinas gerenciales como los enfoques neo institucionalistas13 recuperan el valor
del conocimiento y la información en los procesos económicos14: Sin embargo en ambos casos
el conocimiento, aunque critican al carácter estático del modelo neo clásico, siguen
considerando al conocimiento como un factor exógeno, que circula entre individuos aislados
con una racionalidad universalmente compartida.
Frente a esta visión del conocimiento se recortan autores que proponen una visión dinámica y
relacional del mismo. Esto implica considerar que el conocimiento en la sociedad globalizada se
construye a través de un procesos que exceden la difusión de las tecnologías teleinformáticas.
La producción del conocimiento proviene de un trabajo de interpretación que ubica cada
fenómeno en una red conceptual de esquemas, expectativas y memorias por lo que los
contextos de acción adquieren un rol fundamental. Dentro de esta visión el conocimiento
adquiere valor cuando es comunicado y socializado. En ese sentido se recupera la diferencia de
un conocimiento explícito (separado de su contexto de producción original y transmisible a
través de códigos) y un conocimiento implícito (presente en cada contexto específico). Ambos
tipos de conocimiento son transferibles y se potencian articulando la acciones individuales con
los contextos específicos en que se producen
3 La política educativa argentina las TIC, la información y el conocimiento.
Estas concepciones teóricas sobre el impacto que las TIC tienen en el conjunto de la sociedad
condicionan el modo en que se piensa la incorporación de las tecnologías teleinformáticas
dentro de los procesos educativos ya sea utilizándolas como insumos, ya sea considerándolas un
contenido necesario para todos los niveles educativos formales o informales.
El discurso institucional educativo argentino puede ser visto como un complejo en el cual
participan los organismos internacionales que orientan y financian las innovaciones
educativas, las declaraciones institucionales de las instancias administrativas del gobierno y
las declaraciones oficiales de los funcionarios que diseñan las políticas educativas. Dentro de
este entramado de textos han dejado sus marcas tanto las concepciones basadas en el peso de la
información como producto como aquellas que sostienen la centralidad del conocimiento como
proceso generador y sostenedor del sistema productivo
Además vale la pena recordar que los conceptos de conocimiento e información remiten al
campo semántico de la epistemología que se encuentra dentro de los fundamentos de los
presupuestos pedagógicos sobre los que se basan las políticas educativas.
Por estas razones el modo en que el discurso institucional educativo procesa las diferencias y
semejanzas entre ambos conceptos tiene una serie de características que definen sus
particularidades. La más importante de ellas es que, pese a que se enuncian diferencias entre
ambas concepciones, en los razonamientos que se realizan la información y el conocimiento
aparecen como términos intercambiables. La revisión de algunos textos significativos permite
dar cuenta de la operatoria sobre la que se basa este proceso de homologación de significados.
En primera instancia puede observarse cómo en le discurso de los organismos internacionales
se genera esta fusión. Así por ejemplo en el Informe sobre Desarrollo Humano 1999 editado
por el PNUD (PNUD, 1999) en el capítulo “Las nuevas tecnologías y la carrera mundial por el
conocimiento” se hace un análisis sobre el modo en que las nuevas tecnologías – Internet en el
caso de las teleinformáticas - influyen sobre el proceso de “mundialización” y generan las
bases sobre las que se puede construir un tipo de desarrollo cualitativamente superior. Pese al
énfasis que se pone en el valor del conocimiento como generador de desarrollo, en el momento
de evaluar los avances obtenidos y los límites que plantean las nuevas tecnologías lo que se
problematiza son las posibilidades de acceso a la información que la nueva tecnología puede
brindar. Se indaga sobre quiénes son los usuarios, qué dificultades de acceso pueden tener y a
qué tipo de información pueden acceder. Por esto en este informe se privilegia el concepto de
conectividad (que resulta mensurable) por sobre las transformaciones culturales y
cognoscitivas16 que son necesarias para la construcción de un saber que permita integrarse
activamente al proceso de creación y difusión de conocimiento.
En conexión más directa con el diseño de políticas educativas puede citarse el documento
producido por la CEPAL y la UNESCO en 1992 que pretende definir los
“lineamientos para la acción en el ámbito de las políticas institucionales que
pueden favorecer las relaciones sintéticas entre educación, conocimiento y
desarrollo teniendo en cuenta las condiciones existentes en el decenio de
1990.”(CEPAL – UNESCO; 1992: 15)
Este busca generar políticas educativas y de capacitación que incorporen el progreso científico
tecnológico de tal modo que los países latinoamericanos puedan transformar sus estructuras
productivas en un marco de equidad con le objetivo de que las economías de la región se
vuelvan competitivas y se incorporen efectivamente a la “revolución científico tecnológica”
(CEPAL – UNESCO, 1992: 30) que se está produciendo. Entre las fuentes explícitas de este
documento figuran una serie de textos de autores – Reich, Toffler, Martin Porter - que resaltan
el valor del conocimiento como productor de “una riqueza inagotable” (CEPAL – UNESCO,
1992: 113) Sin embargo cuando se especifica el modo en que los países latinoamericanos se
deben relacionar con las nuevas tecnología se plantea que:
“La generalización de accesos de modernidad y eficiencia influye
positivamente sobre la aceptación social de las tecnologías. Los efectos del
cambio tecnológico en marcha se propagan en la medida que tal
generalización se produzca” (CEPAL – UNESCO, 1992: 31)
Es decir que la aceptación y difusión de las TIC en el ámbito de las sociedades latinoamericanas
se constituyen en las promotoras de un nuevo tipo de conocimiento. O sea que el aumento
cuantitativo de los accesos a las nuevas tecnologías se convierte en el motor de un cambio
cualitativo en los sistemas de producción de conocimiento.
Esta relación entre la posibilidad de conexión con las nuevas tecnologías y la promesa de la
concreción de cambios en los modos en que la sociedad y los individuos construyen el
conocimiento se expresa también a través de manifestaciones discursivas de diversos
funcionarios que orientaron la política educativa argentina. Así la ex ministra Decibe en un
artículo (DECIBE, 1998) aparecido en Zona educativa, la revista oficial del Ministerio de
Educación destaca la importancia que tiene la informática en la definición de los planes
educativos17. En este texto luego de definir la existencia de la sociedad de la información enfatiza
la necesidad de la capacitación docente para adaptarse a esta nueva circunstancia y concluye
profetizando la llegada inminente de un escenario educativo en el que la presencia de las TIC
redefine las formas de construcción del conocimiento: “La tecnología de las computadoras está
permitiendo pasar del lápiz y papel al teclado y la pantalla”(DECIBE, 1998: 15) Es así como el
discurso técnico – político de la Ministro visualiza están modificando (o modificarán) los modos
de producción de conocimiento que se dan en la escuela. Una vez más la enunciación de una
multiplicación de las posibilidades de conexión a las TIC genera una utopía de cambio en los
procesos de producción de conocimiento.
Durante el gobierno de De la Rúa la apuesta por la colectividad se multiplica. El único eje
sobre el cual se propone estructurar la inserción de las TIC en el ámbito de la educación es el
proyecto Educ.ar18. En sus estatutos propone: “la fijación de la política de contenidos de dicho
Portal Educativo, mediante la calificación y evaluación de contenidos propios y de terceros que
sean incluidos en el mismo” (EDUC. AR, 2002) y:
“establecer una red de comunicación (Intranet) a fin de otorgar conectividad a
los establecimientos educativos, los docentes y los alumnos con el "Portal
Educativo", (b) asesorar al Ministerio de Educación en todo lo relacionado al
equipamiento del conjunto de dichos establecimientos, incluyendo cuestiones
tales como su infraestructura y la correspondiente programación asegurando su
mantenimiento y permanente renovación tecnológica, a fin de permitir el mejor
uso posible del "Portal Educativo" en la educación argentina” (EDUC. AR,
2002)
En el momento de evaluar el desarrollo de Educ.ar (URIEN, 2002) Martín Varsavsky, el
impulsor de la idea plantea, ve como fracaso los problemas en la implementación del plan de
conectividad: - se había planeado conectar 52.000 escuelas - y como éxito que es el sitio punto
ar más consultado. La capacitación de los docentes (los principales usuarios) siempre fue
considerada como una instancia posterior y no llegó a implementarse Una vez más el acceso al
nuevo conocimiento sólo puede evaluarse en función de las posibilidades técnicas de acceso a la
información y no por el desarrollo de políticas que permitan el procesamiento y evaluación19 de
los datos obtenidos a través de las TIC.
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