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La triple evangelización

La triple evangelización

 “Los nuevos medios no son nexos entre el hombre y la naturaleza: son la naturaleza”
(Marshall McLuhan)

En 1923, Harold Innis escribe su tesis doctoral “A History of the Canadian Pacific Railway”; en ella identifica la entrada de Canadá a la era moderna gracias a la implementación del ferrocarril transcontinental en 1885. Su tesis, posteriormente publicada como libro (1923), deja ver no sólo la importancia del tren en la economía canadiense. En su análisis de las rutas comerciales y de transporte de las redes ferroviarias da cuenta, de la tecnología como medio de comunicación; del poder del ferrocarril para influir en los procesos culturales, políticos, económicos y de organización social.

El ferrocarril expande y conecta; lleva materias primas y personas; transporta acero y el mundo industrial; incrementa las relaciones entre el centro y la periferia. Con el tren llegó la civilización europea al Canadá (Innis, 1971).

El ferrocarril generó mensajeros y mensajes; transportó de un lado a los migrantes, sus objetos y costumbres, y por el otro, los nativos les dejaron llevar sus lenguajes, artefactos y tradiciones.

A la luz de Innis, las innovaciones tecnológicas son la causa de los cambios en las instituciones culturales y sociales. Así, las tecnologías como medios de comunicación pueden determinar conocimiento y crear civilización (Fernández Collado y Hernández Sampieri, 2004).

Hoy al igual que con el ferrocarril, estamos viendo como internet, a través de las redes sociales, permite que migrantes y nativos confronten y compartan sus civilizaciones, su mundo, sus lenguajes. Sin lugar a dudas, el sesgo de la comunicación digital es de una doble evangelización: la de los migrantes hacia los nativos digitales y viceversa.

En las redes sociales, fluyen los lenguajes, se mezclan y surgen nuevos; se resignifica el mundo; se construyen nuevos mitos fundacionales; se adaptan artefactos; se construyen monumentos, templos… se alzan civilizaciones.

Estudiar las rutas de la web nos permitiría identificar: 1) la grandeza del intercambio entre nativos y migrantes; 2) las migraciones robadas y obligadas; 3) el modo en que el mundo se ha expandido y los que perecieron montando los “durmientes”; 4) a los sobrevivientes y a las resistencias digitales; 5) las materias primas que transportan los “viajeros”; 6) el desplazamiento del espacio; y 7) la conquista del tiempo.

Mediante una netnografía profunda podríamos establecer cartografías; identificar nuevas identidades (hipermediales); analizar el “control” que ejercen sobre las conciencias de los habitantes del continente digital las nuevas instituciones hegemónicas.

No hay que olvidar que la red, al igual que la escritura, impregnó los mensajes de un carácter de intemporalidad alentando, como señala Innis (1950) la institucionalización y desarrollando el imperio.
En la sociedad digital, también se teje un nuevo imperio (llámese Facebook, Twitter, MySpace, Google…) que, en su expansionismo, está llevando al dogmatismo y al monopolio. Extender su control del mundo físico al virtual con lleva, como señalaba Innis (1951), la imposición de la uniformidad cultural bajo la ilusión de civilización, cultura cívica, solidaridad y democracia. Así, pasamos ya no sólo de una doble, sino a una triple evangelización, lo que implica un gran desafío y una responsabilidad personal mayor.

Una alfabetización hipermedial podría dotar a los viajeros digitales de conciencia crítica y ayudarles a convertirse en productores de sentido y hacer del intercambio entre nativos y migrantes un territorio de alumbramiento más pleno.

Los cambios tecnológicos seguirán afectando todos los aspectos de la existencia humana, como lo señalara en su momento Marshall McLuhan. Sin embargo, una formación de la conciencia permitiría eliminar todo punto de vista único, pues sólo un público sonámbulo podría aceptar que de esa triple evangelización resultaran mensajes que destruyeran la dignidad humana.



Referencias

Fernández Collado, C. y Hernández Sampieri, R. (2004). Marshall McLuhan, de la torre de marfil a la torre de control. México: Instituto Politécnico Nacional
Innis, H. (1923). A History of the Canadian Pacific Railway. Edición revisada (1971). Toronto: University of Toronto Press.
Innis, H. (1950). Empire and Communications. Reedición (2007). Canadá: Dundurn Press Ltd
Innis, H. (1951). The Bias of Communication. Reedición (2008). Toronto: University of Toronto Press

 

Comunicación digital: de redes, memes y temes

McLuhan: cien años

McLuhan: cien años

Este año –más precisamente el 21 de julio– se cumplen cien años del nacimiento de Marshall McLuhan. Conocido por acuñar y popularizar conceptos como los de “aldea global”, “el medio es el mensaje”, “el aula sin muros”, entre otros, McLuhan fue más allá al explorar diferentes nociones sobre un mundo complejo, donde conviven diferentes culturas –orales, escriturales, visuales– que van moldeando ecologías particulares para cada época. La vigencia de McLuhan en nuestros días es asombrosa. Los nuevos consumos culturales que fuimos incorporando en los últimos años no hacen más que invitarnos a una relectura de su obra, que nos ayude a comprender las transformaciones cognitivas, expresivas, relacionales y comunicacionales del nuevo ambiente. Y también a experimentar con la producción de obras en distintos lenguajes.

McLuhan decía que debido a su acción de extender nuestro sistema nervioso central, la tecnología electrónica parece favorecer la palabra hablada, con su sentido inclusivo y de participación, más que la palabra escrita que es, sobre todo, analítica, rasgo propio de las culturas alfabéticas. No obstante, hoy en día, los textos escritos que creamos se parecen al lenguaje oral. Por ejemplo, los emoticones son representaciones visuales que nos retrotraen a la antigua escritura jeroglífica. Este tipo de escritura y los ideogramas chinos, de acuerdo con la perspectiva de McLuhan, son formas de escritura culturalmente más ricas que impidieron a los hombres la realización de una transferencia inmediata del mundo mágico, tradicional y discontinuo de la palabra tribal al medio visual, frío y uniforme. El lenguaje multimedia que integra las fotos, la música, los videos creados por los usuarios también refuerza una relación más compleja entre oralidad y escritura que se expresa en diferentes pantallas. Como afirma McLuhan, el medio es el mensaje, significa, en términos de la era electrónica, que se ha creado un ambiente totalmente nuevo.

La invención de la comunicación instantánea de muchos-a-muchos, que es posible gracias a Internet, está a punto de provocar una revolución cognitiva con el consiguiente cambio de velocidad y escala. Como lo describe McLuhan, “el mensaje de cualquier medio o tecnología es el cambio de escala o ritmo o patrón que introduce en los asuntos humanos... Las consecuencias personales y sociales de cualquier medio –es decir, de cualquier extensión de nosotros mismos– es el resultado de la nueva escala que se introduce en nuestros asuntos por cada extensión de nosotros, o por cada tecnología... El ferrocarril no introdujo el movimiento, el transporte, la rueda o el camino en la sociedad humana, sino que aceleró y agrandó la escala de las funciones humanas previas, creando ciudades totalmente nuevas y nuevos tipos de trabajos y entretenimientos”. (1964)** Hoy la web está creando un nuevo ecosistema. A medida que Internet va reprogramando nuestras prácticas cognitivas y sociales, surgen nuevas preguntas. Por ejemplo, en lugar de preguntarnos: “¿por qué publicar esta información?”, la pregunta es, muchas veces: “¿por qué no publicarla?”.

Comprender los usos sociales de las tecnologías de comunicación nos conduce a la comprensión del hombre y sus prácticas. Las herramientas tienen un efecto psicológico importante porque nos dicen que nos podemos recrear a nosotros mismos. Como lo intuyó McLuhan “en esta era eléctrica –nosotros diríamos era digital– los hombres nos vemos constantemente traducidos cada vez más en información que se traslada en forma de extensión tecnológica de la conciencia... Es decir, que podemos traducir cada vez más aspectos de nosotros mismos a otras formas de expresión que nos exceden”. Pensemos, por ejemplo, en nuestra inteligencia colectiva expandida/distribuida en un gran número de comunidades virtuales. “Hoy en día es tan necesaria una especie de conciencia o consenso externo como una conciencia privada. Con los nuevos medios, sin embargo, es posible almacenar y traducir todo; y la velocidad no es un problema.”

Por Silvana Comba y Edgardo Toledo. Docentes investigadores Universidad Nacional de Rosario.

** McLuhan, Marshall (1964) Understanding Media: the Extensions of Man, Nueva York, Signet Books, The New American Library, Inc.

 

Publicado en Página12 en el suplemnto La Ventana