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Millennials: la generación del futuro

Millennials: la generación del futuro

La escena puede ocurrir en el cuarto de cualquier adolescente: la tele prendida, la computadora también, los parlantes del iPod a todo volumen, la carpeta del colegio abierta, igual que varias "ventanas" en la pantalla de la PC. Google muestra los resultados de una búsqueda y el chat se pone al rojo. ¿Cómo se llama la obra? "Haciendo la tarea".

La capacidad de multitasking (hacer varias cosas al mismo tiempo) es un rasgo central de las nuevas generaciones. Son los "hijos del zapping", y trasladan esta facilidad de saltar de una cosa a la otra al estudio, al trabajo y a las relaciones interpersonales. "Es como que no terminan de engancharse con nada; no arraigan; cuesta lograr que mantengan el interés o el compromiso con algo", se lamentan padres y educadores.

Los nacidos entre 1984 y 1995 tienen hoy entre 12 y 22 años. No tuvieron que "incorporar" las computadoras a su vida: nacieron prácticamente con ellas y crecieron con la masificación de Internet. Aunque tiene sus connotaciones locales, se trata de un fenómeno global. Estudios realizados en Europa, Asia, Estados Unidos y, más incipientemente, en América latina permiten delinear rasgos comunes entre los miembros de esta generación, a la que los norteamericanos Neil Howe y William Strauss bautizaron millennials. Algunos los consideran parte de la Generación Y (los que tienen entre 23 y 34 años), y muchos son hijos de la llamada Generación X, que hoy tienen entre 35 y 43 años, según las categorías generacionales que se plantean en la mayoría de los estudios sociológicos.

Howe y Strauss, autores de “Millennials rising, the next generation” (El ascenso de los Millennials, la nueva generación), describen a estos adolescentes y jóvenes como sobreestimulados, saturados de actividades desde la niñez, que buscan la satisfacción inmediata, pero no son rebeldes como los baby boomers o escépticos como la Generación X, sino más bien optimistas y muy colaboradores. La cultura wiki (por Wikipedia) les sienta mucho mejor que la hipercompetitividad de las generaciones anteriores.

Inmediatez y facilismo

Entre los pocos estudios que existen en el país sobre el tema, la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) realizó, a fines del año pasado, la investigación Una nueva generación en la Universidad: los Millennials, en la que se encuestó a un centenar de jóvenes de entre 17 y 21 años que estaban ingresando en esa casa de altos estudios. "Lo hicimos para conocer a los nuevos alumnos y, sorprendentemente, los resultados coincidieron con algunas encuestas hechas en Estados Unidos y en Europa", dice Mario Serrafero, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UADE. La mayoría de los encuestados (76%) había elegido la carrera por gusto personal. Sólo un 9% lo había hecho por la supuesta "salida laboral". Y el resto planteaba una combinación de motivos.

Según el sondeo, las dificultades que surgen en el ámbito académico se relacionan con la falta de concentración. Una clase tiene que ser práctica antes que teórica, fácil, rápida y divertida. "Esto plantea un enorme desafío para los docentes: nos exige innovar, implementar metodologías más interactivas, pero sin bajar el nivel o entrar en el facilismo –destaca Serrafero–. La clase magistral del profesor dictando cátedra desde un atril no les llega, necesitan algo más participativo".

La misma actitud se traslada al mundo laboral. Por eso los jóvenes de esta generación priorizan los horarios flexibles, un buen grupo de trabajo y un ambiente ídem. No se sienten fieles a la empresa. Quieren tener menos ataduras y aprovechar las oportunidades. Por eso no dudan en renunciar para tomarse un año sabático, hacer el viaje que siempre soñaron o probar suerte en otra actividad que les resulte más estimulante.

A muchos de ellos la posibilidad de trabajar en una gran corporación no los seduce en absoluto. Un reciente estudio sobre los motivos de cambio laboral realizado por la Universidad de Palermo muestra que entre los jóvenes de 19 a 23 años, el clima laboral y la relación entre el trabajo y el área de estudio es más importante que la remuneración. En cuanto al lugar de preferencia para trabajar, opciones que hasta hace unos años no figuraban, como "ser un emprendedor, trabajar en una ONG o en una pyme", le van ganando terreno a la gran organización. Con una pirámide poblacional que envejece en la mayoría de los países, para atraer a los más jóvenes las empresas deben "vender" una propuesta que va más allá de la remuneración: el espacio para los proyectos personales y la preocupación por el medio ambiente son altamente valorados.

En la Argentina, los millennials pertenecen a una generación que siempre vivió en democracia. Pero fueron marcados a fuego por la hiperinflación, la recesión y el estallido socioeconómico de 2001, tal como señalan Alberto Franichevich y Eugenio Marchiori, profesores del Area de Comportamiento Humano en la Organización del IAE (la escuela de negocios de la Universidad Austral). Sus padres fueron víctimas del downsizing (las reestructuraciones que a nivel global se produjeron en los 90) y tuvieron que sobrevivir atendiendo un quiosco o manejando un taxi luego de haber trabajado 15 años o más en una compañía. Por eso, los millennials no creen en el esfuerzo, priorizan los horarios flexibles y buscan nuevas experiencias todo el tiempo.

"En cierto sentido, es una generación que creció en una especie de burbuja. No juegan en la calle a la pelota porque es peligroso, juegan al fútbol en la play –apunta el psicólogo Daniel Schmuckler, especialista en adolescentes y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina–. Son chicos con agenda completa, sobreestimulados y sobreprotegidos por sus padres, que se involucran mucho en sus actividades para compensar el poco tiempo que disponen para estar con ellos. Tal vez el problema principal de esta generación es la falta de límites. A los padres les cuesta cada vez más decirles que no a sus hijos."

La intimidad en la Red

Si algo caracteriza a los millennials es "la necesidad de estar permanentemente conectados, así como una idea de intimidad muy diferente de la de generaciones anteriores. Por eso se muestran sin dificultades a través de los blogs y, sobre todo, los fotologs", describe Marchiori, del IAE. Cada minuto que pasa se suben 10 fotos a estas páginas personales, una especie de diario íntimo en imágenes, de las que se crea una nueva cada dos minutos, según las estadísticas de Terra Argentina. Los responsables de esta avalancha de bits colgados del ciberespacio tienen entre 13 y 18 años. Más del 60% de los adolescentes tiene un flog, según una encuesta de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad del Salvador.

"Pareciera que uno de los valores de la nueva sociedad es ser famoso", reflexiona Fabián Calderón, docente y director de una escuela privada del barrio de Balvanera. El éxito de programas tales como Gran Hermano, entre los más chicos, y la compulsión a mostrarse en Internet le dan la razón. El sitio de fotos más popular, Fotolog.com, tiene 3.200.000 usuarios, según consta en su página de inicio. Se trata, una vez más, de un fenómeno global, aunque los usuarios argentinos no sólo son los más numerosos, sino también los más activos (en cantidad de imágenes que suben) de América Latina. En cuanto a los blogs, hay más de 2 millones en el mundo. Casi la mitad de los bloggers argentinos (45%) tienen entre 12 y 19 años, según un estudio de la consultora Ignis.

Aunque son grandes usuarios de tecnología, los adolescentes suelen desconocer la jerga que utiliza la industria. Términos como comunidad virtual o Web 2.0 no les dicen absolutamente nada; sin embargo, muchos de ellos usan Facebook, My Space, Blogger y MSN. Esto sucede porque "no ven la tecnología como una entidad aparte, sino como algo natural que es parte de sus vidas", apunta Susana Finquelie­vich, especialista en Nuevas Teconologías e investigadora del Instituto Gino Germani. Según un estudio global realizado en 2007 por MTV, Nickelodeon y Microsoft, entre 18 mil chicos de 16 países, sólo el 20% de los encuestados admitía estar "interesado" en la tecnología. Para el resto, se trata simplemente de una herramienta más para comunicarse y divertirse.

El hecho de que la pantalla de la PC esté desplazando a la del televisor no es un dato menor. Frente a la pasividad de la caja boba, los jóvenes de hoy prefieren la interactividad de los nuevos medios. "Internet es el medio favorito de los jóvenes latinoamericanos, aunque no dispongan de acceso a la Web en su casa", destaca un estudio iniciado en 2007 entre 22.000 chicos de 11 a 15 años impulsado por EducaRed y la Fundación Telefónica.

A diferencia de la Generación X, la primera en sufrir los divorcios, las familias ensambladas y el ocaso de la "fe en un mañana mejor"; y a diferencia de los jóvenes Y,­ hiperatareados y competitivos, los millennials se toman todo con más calma. Se les critica que viven el presente sin ahorrar o preocuparse por el futuro. En líneas generales, han crecido con mayor diversidad y libertad. Están convencidos de que hombres y mujeres están en pie de igualdad (sus papás los han bañado y cambiado los pañales mientras mamá trabajaba), y el acceso a nuevas tecnologías les permite tener amigos en países lejanos y con culturas diferentes.

A diferencia de sus padres, ya no consideran la estabilidad laboral como un valor ni se esfuerzan en buscarla. Viven en un mundo líquido, como describe el filósofo Zygmunt Bauman, donde nada es sólido ni permanente. Una primera camada está llegando a las universidades y al mundo del trabajo, provocando cambios en las estructuras y organizaciones. Pero un gran porcentaje de ellos está quedando al margen de los beneficios de la globalidad. En la Argentina, según un estudio de SEL Consultores, hay 850 mil jóvenes de 16 a 24 años que no trabajan ni estudian. Integrarlos es parte de un desafío que no puede esperar, por más que se diga que el futuro es de los jóvenes.


Nota original por María Naranjo, La Nación Revista

 

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1 comentario

Marianela -

Es interesante la diferenciación que se hace entre distintas generaciones a partir de los consumos culturales.
Lo que más me llama la atención y quisiera hacer referencia es, no una preocupación por nuestra inserción laboral o estudiantil, sino la búsqueda eterna de la libertad, la cual emprendemos en nuestra vida.
Desde dejar de lado el exitismo y una especie de vida acomodada, previsible y estructurada, hasta comprometernos con nuestros sueños para realizarlos y buscar que las relaciones se den horizontamente, estamos tomando las riendas de la vida y rompiendo formas de pensar precedentes para crear nuevas.
De más está decir la identificación que siento con los llamados Millennials; sobre todo en el gusto por la vida.